Cada vez estamos más cerca de reconocer al bullying en diferentes situaciones pero ahora llegó el momento de caracterizar a sus integrantes. De esta forma podremos reconocer con mayor facilidad cuándo está por ocurrir una escena no deseada de bullying.
Principales características del agresor:
Por lo general son físicamente más fuertes que los demás individuos y no tienen problema en usar su fuerza bajo cualquier circunstancia. Sienten una necesidad de ser superiores al resto de las personas, lo que permite demostrar que tienen el poder en la situación. Procuran no mostrarse ansiosos ni inseguros. Tienen un carácter muy fuerte y una actitud negativa hacia el centro escolar. Su objetivo principal es el de intimidar. Algunas veces el agresor se rodea de un grupo de compañeros que apoyan sus acciones.
Hay tres diferentes tipos de agresores. Primero, está el agresor intelectual: es el que con buenas habilidades sociales y popularidad en el grupo, es capaz de organizar o manipular a otros para que cumplan sus órdenes. Luego se encuentra el agresor poco inteligente: es el que manifiesta un comportamiento antisocial y que intimida y acosa a otros directamente. Por último, el agresor víctima: es el que acosa a compañeros más jóvenes que él y a su vez es acosado por chicos mayores.
Características de la víctima:
Generalmente no disponen de recursos o habilidades para reaccionar. Son poco sociables, sensibles y frágiles. Lo que nos lleva a una situación social de aislamiento. Tiene problemas de comunicación y baja popularidad. Se culpa por la situación y se niega a reconocerla.
Hay dos tipos de víctimas. Primero está la víctima pasiva: es aquella que es débil físicamente e insegura, por lo que resulta un objetivo fácil para el acosador. Generalmente tiene escasa autoestima, ausencia de amigos y depresión. Y luego está la víctima provocadora: es la que suele tener un comportamiento molesto e irritante. Ellos mismos se ponen de blancos del tiro y no se defienden.
Características del público:
Los espectadores son los que observan. Suelen conocer bien al agresor, a la víctima, las causas del acoso, los hechos y el lugar. Algunas veces alientan al acosador y otras observan en silencio. El acoso se hace más grande cuando hay personas mirando sin que hagan nada al respecto. Muchos de los espectadores se sienten incómodos observando los actos de acoso pero casi ninguno de ellos sabe cómo reaccionar, ya que les da miedo convertirse también en objeto del bullying.
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