Capítulo 6
En este capítulo se revelaran algunas conclusiones acerca de un estudio mundial sobre la violencia contra los niños. Este estudio fue realizado por las Naciones Unidas y se descubrió valiosa información sobre el grave impacto que la violencia tiene en el estado físico, mental y emocional de las víctimas. Este estudio mundial abarcó la violencia en ámbitos como la familia, la escuela, las instituciones, los lugares de trabajo y las comunidades. Hay muchas formas para violar los derechos humanos de los menores, esas incluyen la tortura, los tratos crueles, humillantes y degradantes, la violación sexual, la mutilación genital y el homicidio. Luego del estudio se llegó a cierta síntesis de los resultados:
La violencia contra los niños jamás es justificable; toda violencia contra los niños se puede prevenir. Se confirma que dicha violencia existe en todos los países del mundo, independientemente de las culturas, clases sociales, niveles educativos, ingresos y origen étnico. Muchas veces está socialmente consentida y frecuentemente es legal y está autorizada por el Estado.
El estudio mundial llegó a ciertas conclusiones como que queda mucho por hacer. Hay una gran falta de conocimientos o comprensión, escasez de datos y estadísticas. Ya que todo se centra en los síntomas y las consecuencias y no en las causas. También se llegó a que los recursos son insuficientes. El mensaje central del estudio fue que no hay ningún tipo de violencia contra los niños que pueda justificarse y que toda violencia se puede prevenir. Son los Estados, las leyes y todos los ciudadanos los que tienen que hacer esto posible y comparten la responsabilidad para prevenir la violencia. Las recomendaciones generales son: fortalecer los compromisos y medidas nacionales y locales; prohibir toda violencia contra los niños; dar prioridad a la prevención; promover valores no violentos y concienciación; aumentar la capacidad de todos los que trabajan con y para los niños; proporcionar servicios de recuperación y reinserción social; garantizar la participación de los niños; crear sistemas de denuncia y servicios accesibles y adecuados para los niños; asegurar la rendición de cuentas y poner fin a la impunidad; abordar la dimensión de género de la violencia contra los niños; elaborar y aplicar sistemáticamente sistemas nacionales de reunión de datos e investigación y fortalecer los compromisos internacionales. Y por último, las recomendaciones específicas referidas a las instituciones educativas son que las escuelas deberían ser seguras y estar adaptadas a sus necesidades. También los planes de estudio deberían fundamentarse en sus derechos.
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