domingo, 21 de diciembre de 2014

Capítulo 6

  Ya terminamos la primera parte del libro: Violencia escolar en América Latina y el Caribe, ahora nos toca la segunda. Ya les habíamos comentado como se dividía y de que trataba cada sección en un antiguo post, el cual pueden leer si no lo recuerdan. 

  En este capítulo se revelaran algunas conclusiones acerca de un estudio mundial sobre la violencia contra los niños. Este estudio fue realizado por las Naciones Unidas y se descubrió valiosa información sobre el grave impacto que la violencia tiene en el estado físico, mental y emocional de las víctimas. Este estudio mundial abarcó la violencia en ámbitos como la familia, la escuela, las instituciones, los lugares de trabajo y las comunidades. Hay muchas formas para violar los derechos humanos de los menores, esas incluyen la tortura, los tratos crueles, humillantes y degradantes, la violación sexual, la mutilación genital y el homicidio. Luego del estudio se llegó a cierta síntesis de los resultados:

La violencia contra los niños jamás es justificable; toda violencia contra los niños se puede prevenir. Se confirma que dicha violencia existe en todos los países del mundo, independientemente de las culturas, clases sociales, niveles educativos, ingresos y origen étnico. Muchas veces está socialmente consentida y frecuentemente es legal y está autorizada por el Estado.

  El estudio mundial llegó a ciertas conclusiones como que queda mucho por hacer. Hay una gran falta de conocimientos o comprensión, escasez de datos y estadísticas. Ya que todo se centra en los síntomas y las consecuencias y no en las causas. También se llegó a que los recursos son insuficientes. El mensaje central del estudio fue que no hay ningún tipo de violencia contra los niños que pueda justificarse y que toda violencia se puede prevenir. Son los Estados, las leyes y todos los ciudadanos los que tienen que hacer esto posible y comparten la responsabilidad para prevenir la violencia. Las recomendaciones generales son: fortalecer los compromisos y medidas nacionales y locales; prohibir toda violencia contra los niños; dar prioridad a la prevención; promover valores no violentos y concienciación; aumentar la capacidad de todos los que trabajan con y para los niños; proporcionar servicios de recuperación y reinserción social; garantizar la participación de los niños; crear sistemas de denuncia y servicios accesibles y adecuados para los niños; asegurar la rendición de cuentas y poner fin a la impunidad; abordar la dimensión de género de la violencia contra los niños; elaborar y aplicar sistemáticamente sistemas nacionales de reunión de datos e investigación y fortalecer los compromisos internacionales. Y por último, las recomendaciones específicas referidas a las instituciones educativas son que las escuelas deberían ser seguras y estar adaptadas a sus necesidades. También los planes de estudio deberían fundamentarse en sus derechos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario